Por más que intento responder a esta pregunta sigue siendo difícil hallar una única motivación.
Siendo natural de la villa de Camacha, una de las poblaciones con más manifestaciones culturales, musicales y artesanales en la isla de Madeira, podría pensarse que es algo que viene en la sangre. Sin embargo, en mi familia directa, abuelos, padres o tíos no existe ningún músico.
Cuando me preguntan por lo músicos en mi familia suelo bromear al respecto respondiendo que lo más parecido a un músico era mi abuelo paterno José (QEPD), quien con unos cuantos vasos de vino encima adquiría el coraje suficiente para cantar el llamado “Charamba” (ritmo cadencioso de influencia morisca que se canta en las islas de Madeira y Porto Santo improvisando versos sobre diversos temas cotidianos) hasta el amanecer.
En 1981 emigramos a Venezuela. Yo era apenas un niño, pero recuerdo perfectamente que pasaba largas horas sentado en una pequeña mecedora escuchando los casetes (cintas) y discos de acetato de folklore portugués que mis tías enviaban desde Portugal.
Así pues, podría decirse que fueron los grupos el grupo de Santa Marta de Portuzelo, de Vila Verde, da Boa Nova en Madeira, entre otros, quienes a través de sus grabaciones despertaron en mi la curiosidad y el gusto por la música folclórica portuguesa.
Siempre me sentí particularmente atraído por el sonido de los acordeones y concertinas tratando de imaginar cómo se tocaban. Recuerdo también que en el pueblito donde vivía, allá en el estado Vargas, la comunidad de inmigrantes portugueses celebraba anualmente las festividades en honor a la Virgen de Fátima. Luego de la liturgia y la procesión venía una de mis partes favoritas: La actuación de algún grupo folclórico portugués. Y adivinen, ¿quién se escapaba de sus padres para estar en primera fila, justo frente al palco, viendo a los músicos?
Pero no sería hasta entrado en mi adolescencia cuando vendría a dar mis primeros pasos en la música por iniciativa propia. De manera que, aun cuando nadie en casa me motivo o incentivó hacia la música, pienso que esa necesidad y curiosidad por aprender a ejecutar un instrumento me tuvo que haber venido dada de alguna forma innata o expontánea. ¿Código genético? ¿Fui musico otra vida? ¿Talento dado por Dios? No lo sé, pero definitivamente la música es una de las actividades más estimulantes y gratificantes en mi vida.
Y para Uds, ¿qué rol juega la música?
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